martes, 27 de abril de 2010
Dominio astronómico
Que cansancio, eso dije en medio del espacio, en medio de una memoria frágil llena de explosiones internas, llenas de sonrisas externas, llena de lágrimas sin salida, pero con una llegada desértica como el lúgubre sentido de un beso al aire en una noche caótica en el centro de la ciudad, esa que tiene como tus edificios más elevados tus senos, que tiene como llanuras indomables tus caderas y que tiene como raíces sin cimientos tus manos, tus dedos, tu tacto, allí en donde tu rostro es aquel bosque de pseudopsicos que busca respuestas con sus suspiros matutinos, con tus respiros nocturnos, con tus ideas lunares... aun más con un sentido crónico que continua.
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