martes, 18 de mayo de 2010
Jazz
Saxofón que susurra notas a la luna, es la catarsis del viento ante una noche estrellada. Simplemente Jazz
domingo, 16 de mayo de 2010
La Noche vibra, tu presencia vibra
Una mañana del 5 de junio del 2010 entre las calles más transitadas en una ciudad que pareciere estar abrazada por montañas, en donde todos sus sonidos se alzan en el viento y son captados en lo más profundo del alma de la cordillera, allí donde el verde y el gris crean un hábitat de alto contraste en un parpadear, siento que la luz que entra por la ventana del cuarto conjunto tiene tal brillo, que su explosión de colores me hace abrir mi ojo derecho, que por cierto es el más soñador de los dos, sin duda alguna un bello momento para admirar la cromática de un nuevo día.Algunos dicen que es mala educación no presentarse, mi nombre es Juanita Arboleda, estoy estudiando fotografía pero creo que a veces no necesito una cámara para encuadrar personajes y/o situaciones curiosas,(claro serán curiosas para mí). Hoy sin duda alguna es uno de los días más esperados en mi vida, en uno de los pocos bosques que sobreviven a esta selva de cemento se presentará Cultura Profética, mi banda favorita,( no sobra advertir al lector que mi coherencia disminuya proporcionalmente con mi imaginación en las próximas horas). Agarraré mi morral, aquel que lleva más años conmigo que cualquier amistad, aquel que tiene más remiendos que mi corazón, pero al igual que él se ha hecho más fuerte con los años y no podría comenzar mi viaje sin citar una frase de Cultura, “el cuerpo descansa, la mente camina, riendo la quietud del renacer”.
Así comienzo mi viaje, temprano en la mañana, aunque dicho evento es en las horas de la tarde, quisiera recorrer la ciudad para que mi expectativa aumente llegando al territorio en el cual se realizará el emocionante encuentro, entre mi ser y una melodía que rompe todo letargo, en el momento en que mis pasos comenzaban a palpar un ambiente citadino, siento el aura de una metrópoli que se asemeja cada vez más a una enredadera, que trepa sin descanso por las raíces de una cadena montañosa, que con el pasar de los años pierde su verde, así de esa manera las huellas que deseaba dejar fueran pinceladas verdosas, que su textura fuera tan natural como el pensar de los árboles a diario, así sin pensarlo mucho, teniendo un rumbo fijo deambule por las partes más arborizadas entre mi meta sublime y mi camino sin ruta aparente.
Durante todo el trayecto varios árboles me saludaron, algunos me tendieron la mano, pero su altura excedía mi mirada, pero para no ser descortés grité, saludándoles con tal potencia que algunas aves que están en sus ramas se molestaban, sus “misiles” superaban la velocidad de la imaginación y se estrellaban tan fuerte que el sonido se fatigaba, tanto que a veces el eco tenía que ayudarle para que dicha agrietada melodía llegará a mis oídos, pero esto no fue inconveniente para mi andar, mientras que las formas de las nubes fueran mi brújula constante, el caminar era un placer que solo disfrutábamos el firmamento y yo.
Mi viaje continuaba acompañado por un clima singular, además se acercaba la hora de mi esperadísimo evento, y con ello mis pies tan bien encontraban la entraba más cercana para que el ritmo que pesa en mi memoria pudiera hacer presencia en mi navegante mirada, el Jardín Botánico progresivamente acercaba su aroma a mi olfato inquieto de buena música.
Cuando llegue al lugar todo parecía confabular a mi favor, me encontré con mi mejor amigo Felipe Villota, aquel que me enseño a adentrarme en los acordes de su banda favorita, que desde hace un tiempo para acá esta banda ocupa el mismo espacio para mí que para él, creo que los dos, en ese momento pensamos en una misma canción, mientras el sol caía La noche vibra, era la que recorría nuestro esqueleto, la que electrocutaba de sabor, se podría sentir como en ambas mentes fluía este pensar “ canta la noche una sonrisa que me extrémese y aquieta”, así no la pasamos hablando, aprendiendo cosas nuevas, con el pasar de los minutos las ansias se convertían en palabras, el lugar ya era parte de nosotros, la naturaleza nos rodeaba, el reggae no titubeaba a mover los cuerpos que se resistían a hacerle caso a la gravedad, ya la mística natural se apoderaba de los pensamientos, aun más de aquellos que estaba dispuestos de dejar su alma en aquella manguita.
Sin duda la hora más esperada en toda mi vida había llegado, Willy, el vocalista de la banda, saluda a todos los presentes con ese acento boricua, impregnado de Caribe, a tal punto que su bajo desprendía notas de colores, la banda contagiaba al público de su fantástica magia en el escenario y más cuando comenzó aquel que se apodera de la rítmica caribeña, nadie más y nadie menos que Boris, el sultán de la batería, hace sentir su cálida vos diciendo ¡ARRIBA MI GENTE!, y “Que tiempo se vive” empezó a deslumbrarse en las notas de todos los integrantes de la banda, sin pensarlo todo mi cuerpo quería danzar al compás de una canción que resumió mi andar el día de hoy hasta este instante, y como si la madre tierra conspirara a nuestro favor, sin pensarlo un segundo, esta le susurro a la luna para que nos acompañara en este sublime momento, así que esta doncella de la noche salió más temprano y más llena que de costumbre y su baile de inmediato acarició el infinito, su rostro se iluminaba mucho más cuando cantábamos todos los presentes ese magnífico coro. La banda, y todos los presentes desprendía tanta energía cósmica que se sintió en todo el planeta, tanto fue el furor que ningún árbol se quedó sin cantar este bello coro al cielo: “Dos copas de luna y una de sol y no fue insomnio”.
El concierto continuaba, cada canción hacia crecer más y más árboles en ese pequeño terreno que la música le transformo su fertilidad, algunos árboles danzaban de tan forma que empezaban a sudar, que momento, todos los insectos buscaban a estos seres que a diario buscan desafiar el horizonte, para saciar su cuerpo con la más melodiosa sabia, esta se hallaba en lo más profundo de tus siluetas, allí se descubría el secreto de el por qué los insectos buscaban la cercanía de estos árboles en su vida, la respuesta se deslumbraba en pocas palabras, ya que su alma verde en su mayoría estaba impregnada de la más bella música que esta tierra pudiera sentir en vivo, tal era la emoción que los árboles a una sola voz pedían su canción a gritos, la banda, suspiraba de emoción, este hecho la hacía sentir completamente honrada con este momento, así que sin pensarlo, iniciaron con esta bellísima tonada. La felicidad que estos seres sintieron en estos instantes de euforia, fue que todos florecieron mientras esta sonaba, mientras su espíritu se elevaba al viento y recorría atmosferas en pocos minutos y para que fuera más sublime dicho lapso de tiempo, Willy cantó con mayor emoción esta parte “ estos árboles se comunican con la doncella que esta con dolores para que multiplique el número de su amante por sí misma, para que pueda decir amado multiplícate dentro de mi” en esos segundos todos los árboles, plantas, animales hasta nosotros los humanos cambiábamos de color, la felicidad que nos invadía era tal que nuestros oídos querían guardar cada acorde dentro de sí, cada melodía ya hacia parte de la memoria, de nuestra memoria.
Muchas canciones pasaron y mi alma se cargo de sentimiento, mi espíritu de alegría, mi mirada de sorpresas, mis labios de inocencia y mis oídos de amor, que más le pediría a la vida, la compañía era fantástica, la noche y la luna soñaban con nuestra realidad.
El concierto parecía llegar a su final, pero mi placidez parecía infinita, una de las últimas canciones fue “suelta los amarres”, creo que esta me la dedicaron, porque cada trompetazo era como un grito de revolución, cada armónico revitalizada mi voluntad, pero algo que si me hacía sentir vida en ella era una frase que se deslizaba por mi cerebro y recorría todas mi extremidades “ soy inestable equilibrista, para esta efímera carrera” creo que más de una de las nubes que rodeaba mi firmamento en esa noche de cadencia musical , me guiño el ojo por que al igual que mi ser, se sintieron tan identificadas, que hicieron llover, pero esta solo mojaba mis pensamientos y refrescaba mi espectro.
Así parecía que la noche llegaba al final, los verbos que cantaban se convertían en movimientos con el pasar de las horas, las horas volaban como mariposas y la danza se conjugara en mi cuerpo como un acción interminable, mis parpadeos disminuían su velocidad, y pareciere ser el principio del fin, pero que mejor manera de terminar la estancia en el paraíso que con una de mis canciones favoritas, ”Soy el verbo” su última interpretación sublime en el escenario, fue tal mi júbilo que mi cuerpo era una guitarra, un saxofón o una batería, cada tonada hacia parte de mi, y más cuando pensar en las siguientes frases era vivir dos veces más de lo que pudiera sentir, citar dicho momento era completamente necesario “ la complicidad es tanta, que nuestras vibraciones se complementan; lo que tienes me hace falta, y lo que tengo te hacer ser más completa; la afinidad es tanta que miro a tus ojos y ya sé lo que piensas” creo que sentir se hace esencial en este instante, vivir es escuchar, escuchar es bailar, bailar es vibrar, vibrar es amar, y amar es cantar… no es más que mi momento, el mejor de toda la noche, el que anhelara que fuera eterno, llego a tal punto que mi humanidad no aguanto más y se transformo en una guitarra, creo que la semejanza entre mi cuerpo y esta era lo más acorde para el momento, así de esta manera, con esta forma tan sensual podré acompañar a esta fantástica banda en todas sus presentaciones. Las cuales hacen cambiar actitudes, logran que la gente crezca de adentro hacia afuera, cambia pensamientos y crean una conciencia en aquellos que valoran sus letras tanto como sus ritmos.
Sin querer dejar mi alma al viento,aferrando mi espíritu al ocaso por unos segundos más, le entregué esta carta a Felipe antes de hacer parte de lo que siento que es mío, para que él la publicara a los misterios de la vida y las corrientes de la vida y además que la leyeran aquellos que sienten lo mismo que yo, para que la escuchasen los que siente que la música está dentro de ellos cada día, y piensan en la vida disfrutarla y enriquecer el pensamiento, para quienes hacen de un despertar sea un motivo de felicidad y purificación, que el mirar el cielo sea motivo de inspiración, que el atardecer sea una meditación al viento y la noche sea un cantar a la vida.
Así comienzo mi viaje, temprano en la mañana, aunque dicho evento es en las horas de la tarde, quisiera recorrer la ciudad para que mi expectativa aumente llegando al territorio en el cual se realizará el emocionante encuentro, entre mi ser y una melodía que rompe todo letargo, en el momento en que mis pasos comenzaban a palpar un ambiente citadino, siento el aura de una metrópoli que se asemeja cada vez más a una enredadera, que trepa sin descanso por las raíces de una cadena montañosa, que con el pasar de los años pierde su verde, así de esa manera las huellas que deseaba dejar fueran pinceladas verdosas, que su textura fuera tan natural como el pensar de los árboles a diario, así sin pensarlo mucho, teniendo un rumbo fijo deambule por las partes más arborizadas entre mi meta sublime y mi camino sin ruta aparente.
Durante todo el trayecto varios árboles me saludaron, algunos me tendieron la mano, pero su altura excedía mi mirada, pero para no ser descortés grité, saludándoles con tal potencia que algunas aves que están en sus ramas se molestaban, sus “misiles” superaban la velocidad de la imaginación y se estrellaban tan fuerte que el sonido se fatigaba, tanto que a veces el eco tenía que ayudarle para que dicha agrietada melodía llegará a mis oídos, pero esto no fue inconveniente para mi andar, mientras que las formas de las nubes fueran mi brújula constante, el caminar era un placer que solo disfrutábamos el firmamento y yo.
Mi viaje continuaba acompañado por un clima singular, además se acercaba la hora de mi esperadísimo evento, y con ello mis pies tan bien encontraban la entraba más cercana para que el ritmo que pesa en mi memoria pudiera hacer presencia en mi navegante mirada, el Jardín Botánico progresivamente acercaba su aroma a mi olfato inquieto de buena música.
Cuando llegue al lugar todo parecía confabular a mi favor, me encontré con mi mejor amigo Felipe Villota, aquel que me enseño a adentrarme en los acordes de su banda favorita, que desde hace un tiempo para acá esta banda ocupa el mismo espacio para mí que para él, creo que los dos, en ese momento pensamos en una misma canción, mientras el sol caía La noche vibra, era la que recorría nuestro esqueleto, la que electrocutaba de sabor, se podría sentir como en ambas mentes fluía este pensar “ canta la noche una sonrisa que me extrémese y aquieta”, así no la pasamos hablando, aprendiendo cosas nuevas, con el pasar de los minutos las ansias se convertían en palabras, el lugar ya era parte de nosotros, la naturaleza nos rodeaba, el reggae no titubeaba a mover los cuerpos que se resistían a hacerle caso a la gravedad, ya la mística natural se apoderaba de los pensamientos, aun más de aquellos que estaba dispuestos de dejar su alma en aquella manguita.
Sin duda la hora más esperada en toda mi vida había llegado, Willy, el vocalista de la banda, saluda a todos los presentes con ese acento boricua, impregnado de Caribe, a tal punto que su bajo desprendía notas de colores, la banda contagiaba al público de su fantástica magia en el escenario y más cuando comenzó aquel que se apodera de la rítmica caribeña, nadie más y nadie menos que Boris, el sultán de la batería, hace sentir su cálida vos diciendo ¡ARRIBA MI GENTE!, y “Que tiempo se vive” empezó a deslumbrarse en las notas de todos los integrantes de la banda, sin pensarlo todo mi cuerpo quería danzar al compás de una canción que resumió mi andar el día de hoy hasta este instante, y como si la madre tierra conspirara a nuestro favor, sin pensarlo un segundo, esta le susurro a la luna para que nos acompañara en este sublime momento, así que esta doncella de la noche salió más temprano y más llena que de costumbre y su baile de inmediato acarició el infinito, su rostro se iluminaba mucho más cuando cantábamos todos los presentes ese magnífico coro. La banda, y todos los presentes desprendía tanta energía cósmica que se sintió en todo el planeta, tanto fue el furor que ningún árbol se quedó sin cantar este bello coro al cielo: “Dos copas de luna y una de sol y no fue insomnio”.
El concierto continuaba, cada canción hacia crecer más y más árboles en ese pequeño terreno que la música le transformo su fertilidad, algunos árboles danzaban de tan forma que empezaban a sudar, que momento, todos los insectos buscaban a estos seres que a diario buscan desafiar el horizonte, para saciar su cuerpo con la más melodiosa sabia, esta se hallaba en lo más profundo de tus siluetas, allí se descubría el secreto de el por qué los insectos buscaban la cercanía de estos árboles en su vida, la respuesta se deslumbraba en pocas palabras, ya que su alma verde en su mayoría estaba impregnada de la más bella música que esta tierra pudiera sentir en vivo, tal era la emoción que los árboles a una sola voz pedían su canción a gritos, la banda, suspiraba de emoción, este hecho la hacía sentir completamente honrada con este momento, así que sin pensarlo, iniciaron con esta bellísima tonada. La felicidad que estos seres sintieron en estos instantes de euforia, fue que todos florecieron mientras esta sonaba, mientras su espíritu se elevaba al viento y recorría atmosferas en pocos minutos y para que fuera más sublime dicho lapso de tiempo, Willy cantó con mayor emoción esta parte “ estos árboles se comunican con la doncella que esta con dolores para que multiplique el número de su amante por sí misma, para que pueda decir amado multiplícate dentro de mi” en esos segundos todos los árboles, plantas, animales hasta nosotros los humanos cambiábamos de color, la felicidad que nos invadía era tal que nuestros oídos querían guardar cada acorde dentro de sí, cada melodía ya hacia parte de la memoria, de nuestra memoria.
Muchas canciones pasaron y mi alma se cargo de sentimiento, mi espíritu de alegría, mi mirada de sorpresas, mis labios de inocencia y mis oídos de amor, que más le pediría a la vida, la compañía era fantástica, la noche y la luna soñaban con nuestra realidad.
El concierto parecía llegar a su final, pero mi placidez parecía infinita, una de las últimas canciones fue “suelta los amarres”, creo que esta me la dedicaron, porque cada trompetazo era como un grito de revolución, cada armónico revitalizada mi voluntad, pero algo que si me hacía sentir vida en ella era una frase que se deslizaba por mi cerebro y recorría todas mi extremidades “ soy inestable equilibrista, para esta efímera carrera” creo que más de una de las nubes que rodeaba mi firmamento en esa noche de cadencia musical , me guiño el ojo por que al igual que mi ser, se sintieron tan identificadas, que hicieron llover, pero esta solo mojaba mis pensamientos y refrescaba mi espectro.
Así parecía que la noche llegaba al final, los verbos que cantaban se convertían en movimientos con el pasar de las horas, las horas volaban como mariposas y la danza se conjugara en mi cuerpo como un acción interminable, mis parpadeos disminuían su velocidad, y pareciere ser el principio del fin, pero que mejor manera de terminar la estancia en el paraíso que con una de mis canciones favoritas, ”Soy el verbo” su última interpretación sublime en el escenario, fue tal mi júbilo que mi cuerpo era una guitarra, un saxofón o una batería, cada tonada hacia parte de mi, y más cuando pensar en las siguientes frases era vivir dos veces más de lo que pudiera sentir, citar dicho momento era completamente necesario “ la complicidad es tanta, que nuestras vibraciones se complementan; lo que tienes me hace falta, y lo que tengo te hacer ser más completa; la afinidad es tanta que miro a tus ojos y ya sé lo que piensas” creo que sentir se hace esencial en este instante, vivir es escuchar, escuchar es bailar, bailar es vibrar, vibrar es amar, y amar es cantar… no es más que mi momento, el mejor de toda la noche, el que anhelara que fuera eterno, llego a tal punto que mi humanidad no aguanto más y se transformo en una guitarra, creo que la semejanza entre mi cuerpo y esta era lo más acorde para el momento, así de esta manera, con esta forma tan sensual podré acompañar a esta fantástica banda en todas sus presentaciones. Las cuales hacen cambiar actitudes, logran que la gente crezca de adentro hacia afuera, cambia pensamientos y crean una conciencia en aquellos que valoran sus letras tanto como sus ritmos.
Sin querer dejar mi alma al viento,aferrando mi espíritu al ocaso por unos segundos más, le entregué esta carta a Felipe antes de hacer parte de lo que siento que es mío, para que él la publicara a los misterios de la vida y las corrientes de la vida y además que la leyeran aquellos que sienten lo mismo que yo, para que la escuchasen los que siente que la música está dentro de ellos cada día, y piensan en la vida disfrutarla y enriquecer el pensamiento, para quienes hacen de un despertar sea un motivo de felicidad y purificación, que el mirar el cielo sea motivo de inspiración, que el atardecer sea una meditación al viento y la noche sea un cantar a la vida.
martes, 11 de mayo de 2010
Viento Usado, Besos Usados
Como si naciera una viviencia tranquila, vibrante entre la llanura de una mirada que busca el olvido en trazos de grafito de madera, de un árbol que se ramifica en pensamientos, que besa el cielo con sus ramas, abraza el infinito con sus labios, acaricia el firmamento con el amor de un desamor diario, dario que se mueve al compás del verde caudal de agosto, en este mes que cada vez que se miran esos besos usados entre el sol y el árbol, entre la luna y el viento, entre la música y la melodia de tus labios.
martes, 4 de mayo de 2010
Alerie
Un horizonte desequilibrado por unos pensamientos de la sepialidad de la misma sociedad que nace en tus labios, ese que derrite miradas a la distancia, esa que crea una camino de sensaciones, unas más fotográficas que otras pero siempre con un tinte de alegría, esa que masajea tu contorno corporal en momentos que parecieren que nuestra mirada fuera cuadro por cuadro, aquella que en algún instante hace de su ser un relajante al estado mental; podría ser llamada la sociedad del cosquilleo con una que otra sonrisa de oreja a oreja, no es más que un volcán de parpadeos a discreción, sin rumbo fijo, un enfoque musical.
Un pequeño segundo sin pensarlo hace nacer del susurro de una bambina, que en este caso podríamos decir que la sazón nace de la canela de su piel, del arequipe de su boca y de la miel de sus pensamientos ¡OH SABOR!, hace enloquecer algunos en un acto de paz y profunda calma, una serenidad con tinte de locura, de paranoia y un caos que ronda la histeria de tu belleza egolatra, narcisista y meditante, esa meditación que hace que tus alas se posen entre conector de tu candencia y la panorámica de tu proyector onírico,allí mismo tus alas palpan el caramelo de la piel, el polen de tu figura,aquella sufre por un final, este se pudiera imaginar con lágrimas de chocolate y con tonadas misteriosas de un saxofón inmerso en la maldad, no se le podría llamar dolor ni mucho menos mística.
la imaginación se detiene en este Deja vu y pasa a ser parte de una realidad que esta impregnada de tu sensual y diabólica figura esa que hace que mis ojos opturen más tiempo del necesario para un momento tan sublime me hace despertar aunque mis ojos siempre estuvieron abiertos, esa dulce condena que me genera giros, que hace que el cielo pierda su lugar en el firmamento con tu mágica y rojiza presencia... es la que me hace apreciarte a una distancia de millones de fotogramas por segundo en una geografía un tanto resquebrajada con el tiempo o el otoño.
Un pequeño segundo sin pensarlo hace nacer del susurro de una bambina, que en este caso podríamos decir que la sazón nace de la canela de su piel, del arequipe de su boca y de la miel de sus pensamientos ¡OH SABOR!, hace enloquecer algunos en un acto de paz y profunda calma, una serenidad con tinte de locura, de paranoia y un caos que ronda la histeria de tu belleza egolatra, narcisista y meditante, esa meditación que hace que tus alas se posen entre conector de tu candencia y la panorámica de tu proyector onírico,allí mismo tus alas palpan el caramelo de la piel, el polen de tu figura,aquella sufre por un final, este se pudiera imaginar con lágrimas de chocolate y con tonadas misteriosas de un saxofón inmerso en la maldad, no se le podría llamar dolor ni mucho menos mística.
la imaginación se detiene en este Deja vu y pasa a ser parte de una realidad que esta impregnada de tu sensual y diabólica figura esa que hace que mis ojos opturen más tiempo del necesario para un momento tan sublime me hace despertar aunque mis ojos siempre estuvieron abiertos, esa dulce condena que me genera giros, que hace que el cielo pierda su lugar en el firmamento con tu mágica y rojiza presencia... es la que me hace apreciarte a una distancia de millones de fotogramas por segundo en una geografía un tanto resquebrajada con el tiempo o el otoño.
lunes, 3 de mayo de 2010
La profecía de mi ritmo
Respiración de un misterio de danzas ecuánimes que logran adentrarse en una mística semanal, un diario de sentimientos por descubrir en la luna de tus sueños, en el sol de mis insomnios, en la profecía de mi ritmo que hacen encontrar en miradas ocultas sonrisas de aprendizaje de autoconocimiento, es una percusión que se mezcla en la sombra de mi voz interna que suspira conocimientos, algunos desconocidos y otros por conocer más aun, por experimentar colores con cromáticas musicales, textuales o visuales... no sé aun que más se podría adentrar en el lado oscuro de tu claridad, de tu caminar pero lo que se ve hasta ahora inspira la vitalidad de una retroalimentación con la fotografía de una sensación experimental e inspiracional.
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